Tu gato se acerca a una planta de aspecto similar a la hierbabuena o la menta, la olfatea durante unos instantes y, de pronto, se transforma. Es el gato más feliz del universo, o eso parece. Se restriega contra la planta, se revuelca, puede agarrar la planta con las patas delanteras y golpearla con las traseras, caza ratones imaginarios y, cuando se le pasa el efecto, se relaja. ¿Qué le está pasando? La explicación no es otra que la propia planta, el catnip.