Poco tiempo antes del lanzamiento de las sondas Voyager a los confines del sistema solar, pasando primero por Júpiter, empezaron a llegar los planes para la construcción de una sonda que se colocara en órbita joviana, ya que, como en el caso de Marte y Venus, los sobrevuelos, por cercanos que fueran, no resolverían las dudas que éstos nos proporcionen, así que, por lo tanto, era necesario un vehículo que se ocupara de esa tarea.