La diplomacia nacionalista tiene un precio muy alto: 32,8 millones de euros que incluyen el mantenimiento de seis «embajadas» situadas en barrios lujosos de Nueva York, Berlín, Londres, Buenos Aires, París y Bruselas. Un gasto considerable si se tiene en cuenta la situación de crisis económica que vive Cataluña, donde el derroche practicado por el anterior Ejecutivo tripartito ha obligado al presidente Artur Mas a aplicar durísimos ajustes en ámbitos como la sanidad, la educación y la función pública.