El Sensorama fue una máquina cara y, hasta cierto punto, fallida y demasiado tosca, pero abrió todo un mundo de posibilidades que todavía hoy son promesa futura. Puede ser considerada como la primera máquina de inmersión sensorial, o realidad virtual. Aunque existió en forma de prototipos prometedores, esta invención del pionero de la tecnología multimedia Morton Heilig no llegó muy lejos. La idea era muy ambiciosa, se trataba de realizar una experiencia de inmersión sensorial total, a través de imágenes tridimensionales, estímulos visuales...