(...) Tirando de hemeroteca es fácil encontrar decenas de casos en los últimos años de miembros de las fuerzas de seguridad agredidos con arma blanca. En ninguno de los casos la calificación fue, como en este, la de “atentado terrorista”. En ninguno de estos sucesos similares, el agresor fue abatido. Ni siquiera en uno de los más violentos, cuando en 2011, armado con una navaja de grandes dimensiones, un hombre corpulento arrebató el arma a un policía en Madrid. A continuación, disparó y acuchilló a tres agentes.