Su caso es un ejemplo de la vulneración de derechos que ha supuesto el alejamiento impuesto durante décadas a los presos y presas vascas, ya que estaba preso en Murcia mientras su hermano afrontaba un cáncer terminal. Una enfermedad que también afectó a su pareja, Mila Jiménez. Izpura fue trasladado en dos ocasiones a la prisión de Iruñea, pero en ambas ocasiones fue alejado de nuevo en apenas una semana. En la primera visita solo pudo ver a su hermano 20 minutos, y en la segunda no le permitieron visitarle, tal como denunció su abogada.