En la órbita geoestacionaria, a 36000 kilómetros sobre nuestras cabezas, un satélite ruso no se está portando bien. O al menos eso es lo que dicen los medios occidentales. De acuerdo con los militares norteamericanos, el satélite ‘gamberro’ ruso se ha acercado a menos de cinco kilómetros de otro satélite cuya nacionalidad no se ha hecho pública. Cinco kilómetros puede parecer mucho, pero en la enorme vastedad del espacio es equivalente a que se te acerque un desconocido en medio del desierto y te dé un abrazo.
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