Cuando Elizabeth Kovacs vio entrar en su casa de Budapest (Hungría) a Sandor Szucs, futbolista internacional húngaro, ninguno de los dos era consciente de lo que el futuro les iba a deparar. Elizabeth, a sus 21 años era una belleza, una figura contrastada en la televisión de su país, mas aún tras la Segunda Guerra Mundial, y con dotes innatos para la música. Szucs era gran amigo de Puskas, quien trató de aconsejarle lo mejor posible, aunque parece ser que el amor se acabó imponiendo…
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