A corto plazo, la conmoción causada por su sorprendente anuncio podría poner en cuestión el frágil alto el fuego alcanzado recientemente en Gaza. La ausencia de un plan para el futuro gobierno de la Franja es ya una grieta en el acuerdo. Ahora Trump ha aportado otra y, aunque no se materialice, toca fibras muy sensibles para israelíes y palestinos. Se estima que dos tercios de los edificios de Gaza han sido dañados, cuando no destruidos, tras 15 meses de guerra. La idea de Trump alimentará los sueños de los ultranacionalistas y extremistas.
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