En Troitsk, una pequeña ciudad de Rusia, los habitantes se conmovieron ante un hecho inédito. Un sujeto robó un carro, pero al enterarse que le pertenecía a un orfanato de niños incapacitados, decidió devolverlo. El vehículo, un Lada Granta, era un obsequio del político ruso, Aliján Jarsíev, que había regalado a la institución hace dos años. Era el único medio de transporte para poder trasladar a los trabajadores como a los niños del orfanato.
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