A través de un estudio de la tribu Hazda de Tanzania, los investigadores han reformulado hipótesis acerca de cómo los cronotipos (variación de los ciclos circadianos) de nuestros antepasados pudieron haber condicionado nuestras horas de sueño y vigilia actuales. Y que el insomnio, más que tratarse de un desorden, podría representar una ventaja que nos ayudó a sobrevivir al peligro de las horas de oscuridad. Recuerden eso la próxima vez que vean la televisión a las dos de la madrugada.
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