Aunque siempre ha sido así el precio a pagar esconde demasiada letra pequeña, de la que te vas dando cuenta conforme empalmas contratos en prácticas: incumplimiento del convenio a placer, contrataciones al peso, rotación infinita, incongruencias económicas… Cuéntame las reglas y yo decidiré si juego no, pero no me las cambies a mitad de partida. Estamos tan engañados… Cuando sales de una escuela de creatividad, ni siquiera de la universidad, en el mejor de los casos te esperan ‘dos añitos de tragar y cobrar mierda’.
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