Con un realismo pasmoso, Adriano, Marco Aurelio o Julia Domna nos miran con sus rostros milenarios. Tan humanos en silicona como divinos parecían en mármol. Tanto que, en ocasiones, cuesta reconocer en esos rostros cansados a los césares de los que hablan los autores clásicos. Los modelos terminados han sido expuestos en la Gliptoteca de Múnich, y de inmediato se han convertido en una de las principales atracciones para el público de este museo.
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