Hay pocos motivos por los que un funcionario público puede perder su trabajo, normalmente por muerte, jubilación o renuncia. Todos sabemos que estudiar duro para unas oposiciones supone, en muchos casos, garantizarse una plaza fija en alguna de las Administraciones Públicas, y es por eso que tanta gente se lanza a este tipo de carreras. Precisamente porque la palabra despido no existe en el vocabulario del funcionariado. Y existen motivos para pensarlo: solo 500 funcionarios han perdido su condición como empleado público en los últimos 25 años.
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