Una de las familias afectadas por el terremoto que vive en un infierno después de la fatídica madrugada del pasado lunes 25 de enero. Gregory, su mujer y sus tres hijos tienen miedo a entrar en su casa situada en uno de los edificios más dañados por el seísmo. La Consejería de Bienestar Social no contempla su realojamiento y piden ayuda urgente. “Estamos en la calle”, lamenta este padre de familia, que asegura no saber cómo manejar esta situación sin ayuda institucional.
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