En su definición tradicional, la diferencia entre los conceptos, por otra parte hoy tan manidos, de “conservador” y “progresista” estriba en la caracterización de sus formas de relacionarse con el tiempo: resistencia al cambio vs. avance hacia el futuro, en lo primero la derecha y, en lo segundo la izquierda. Sus máximas expresiones serían la reacción contra la revolución. El presente libro analiza como dicho reparto se ha dislocado y además es poco operativo para entender el nuevo conservadurismo.
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