Tras el crimen, el autor volvió a su domicilio, donde estaba su novia, a la que conocía desde hacía unos dos meses y que vio a su pareja con la ropa ensangrentada y con un cuchillo. También observó cómo metía las prendas en una bolsa de basura, que arrojó a un lugar "que no ha podido ser determinado". La mujer "no contó nada sobre los hechos que pudiera conocer" por temor a que su pareja pudiera hacerle algún daño a ella o a su familia, un "miedo insuperable", según declaró el jurado, por el que ha sido absuelta.
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