La campaña del ¡Yo no soy tonto! fue dirigida a ese tipo de persona que cambia de carril en los atascos para restarle 45 segundos al embotellamiento de hora y media, adelanta por la derecha tocando el claxon y haciendo aspavientos a vehículos que circulan por el izquierdo a la máxima velocidad permitida. Es ese ciudadano que tiene un amigo que le consigue el mismo smartphone que tienes tú por la mitad de precio, que paga las reparaciones de la casa o el coche sin factura para defraudar el IVA, etc. y que presume de ello.
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