Sol, playa, zonas verdes, volcánicas y faraónicos escenarios construidos por la naturaleza. El turismo admira y busca los espacios vírgenes que caracterizan a Canarias, pero los pone en peligro. En el caso de Lanzarote, esta actividad alimenta buena parte de la economía total de la Isla. La gran afluencia de visitantes a los centros de Arte, Cultura y Turismo exige que estos espacios estén preparados para mitigar la huella medioambiental de las 1.671.747 personas que han recibido en lo que va de año.
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