Durante el siglo XV, Europa vivió un periodo convulso tanto en materia política como religiosa. Ya durante la centuria anterior el Papado se había visto tremendamente influenciado por los poderes seculares, hasta el punto de que es conocido por todos que el Papa trasladó su residencia a la ciudad de Aviñón, donde permanecería hasta el año 1377, fecha en que Gregorio XI retornó a Roma. No obstante, no fue hasta 1449 cuando el último de los antipapas, Félix V (1439-1449), abdicó y terminó así un largo periodo de lucha intestina en la Iglesia...