No todas las plantas que adornan las rotondas, los jardines y nuestras salas de estar son originarias de nuestro entorno. Al contrario, consumimos más plantas exóticas de las que probablemente seamos conscientes y esto supone un peligro para la biodiversidad, los ecosistemas y las propias actividades humanas. Un reciente estudio alerta del aumento de las plantas invasoras y, a través de diferentes clasificaciones, señala aquellas cuya comercialización debería ser regulada en pro de los alérgicos al polen o el aprovechamiento forestal.
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