Solo tenemos una oportunidad de causar una buena primera impresión. Pero, ¿qué sucedería si diera igual, si quien tuviéramos enfrente nos conociera mejor que nosotros mismos incluso antes de haber sido presentados? ¿Y si ese «quién» fuera una máquina con un nivel de eficacia del 100% en sus deducciones intuitivas en tiempo real?
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