A Schwarzenegger en su propio país le dieron cera por estas películas. Lo acusaron de fomentar la violencia. En su defensa, dijo que él había visto películas violentas toda su vida. Lo que pasó con Perseguido es que la película acabó en los tribunales. Había una versión anterior de la misma idea, francesa, de 1983, El precio del peligro, de Yves Boisset, de la que los americanos habían tomado no pocos préstamos. En su película, Boisset tenía un enfoque de izquierdas inequívoco y reconocido. Para reflejar la distopía se fue a rodar a Belgrado...