Los supersticiosos deberían quedarse en casa esta noche, arroparse bien debajo de las sábanas y procurar no tentar a la suerte. ¿Por qué? Por primera vez desde hace casi un siglo, el plenilunio, esa fase lunar asociada a diferentes fenómenos mágicos como la licantropía, coincide con una mitológica fecha del calendario romano, también relacionada con el infortunio: viernes 13. Doble calamidad.
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