Pablo está sediento y bastante cansado. Lleva caminando desde las siete de la mañana y, aunque el trayecto ha sido más duro de lo esperado, no puede esconder el brillo de su mirada. Él no es religioso, pero el hecho de abrazar a Santiago le hace ilusión. Sobre todo, porque está haciendo el Camino en su tierra: Gran Canaria. “No sabía que existía. Para muchos, sigue siendo un misterio”, cuenta el joven, que acaba de llegar a la iglesia matriz de Santiago de los Caballeros en Gáldar.
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