Hay muchos días que apetece comer de modo informal y sin complicaciones, pero sin renunciar a un capricho. Y para ello nada mejor que optar por un sándwich, que se prepara en un abrir y cerrar de ojos y valen tanto para tapar una agujero en el estómago a media tarde noche o más elaborados para ofrecernos una comida completa. La palabra, se cree, proviene del titulo nobiliario del aristócrata inglés John Montagu, IV conde de Sandwich, al que que le gustaba comer emparedados para no mancharse las manos mientras jugaba a las cartas.
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