Los principales opositores a la legalización del PCE eran las Fuerzas Armadas y Estados Unidos. A los primeros, en septiembre de 1976, el presidente Adolfo Suárez les prometió que no los legalizaría. Le creyeron y tras el anuncio oficial del Sábado Santo, en la cúpula militar solo dimitió el ministro de Marina, Pita da Veiga (Es cierto que el malestar militar se acrecentó y concluyó en 1981 con el golpe del 23-F).
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