«Fue una investigación muy laboriosa, y el detalle estuvo en determinar de qué modelo de zapatilla era el cordón con el que se ató a la víctima. Eso nos permitió ir puerta con puerta queriendo ver las zapatillas de varias personas hasta que llegamos a casa de los padres del asesino», relató. En 2009, en el crimen en el que un hombre apareció muerto en una sima en Azkoitia, fue una frase en una conversación entre dos de los asesinos la que les delató. En 2010 apareció en unas marismas de Orio el cadáver de un ciudadano francés. «Fue una investi
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