Una flor helada se crea en otoño o temprano en las mañanas de invierno, cuando el hielo se encuentra en capas extremadamente delgadas y es empujado fuera de los tallos de las plantas o de madera poco a poco. Esta extrusión crea patrones maravillosos que giran y se pliegan en magníficos pecíolos congelados dando este peculiar fenómeno tanto su nombre como su aspecto.
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