Durante años hemos convivido con recomendaciones para restringir la ingesta de alimentos ricos en colesterol (como el huevo y la carne) con la intención de reducir los niveles del LDL-C (también llamado "colesterol malo"). Sin embargo, la evidencia que justifique la utilidad de esta estrategia parece querer hacerse de rogar;por ejemplo, en la revisión sistemática sobre el tema "Dietary cholesterol and cardiovascular disease"(2015) los autores confirmaron con bastante contundencia la falta de pruebas al respecto.
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