A partir de los 60', la industria del turismo atrajo hacia nuestras costas no solo a gente deseosa de sol sino también a la menos cómoda presencia de sectas destructivas que vieron en España un refugio donde anunciar la inminente llegada del fin del mundo. Una historia de divisas, franquismo, sol, playa y cultos a personalidades egomaníacas. David Brandt Berg, fundador de la secta destructiva Los Niños de Dios, estableció la central de sus operaciones en Tenerife tras tener una revelación...
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