Raro será quien no tenga o recuerde a algún vecino, una persona mayor generalmente, que vive congelado en el tiempo. En mi barrio en los ochenta había una mujer que seguía vistiendo colores locos sesenteros y llevaba un peinado a lo Dolly Parton, en pelirrojo, a la que los niños mirábamos como a un alienígena cuando nos cruzábamos con ella. Si este tipo de personas, además de pasar de todas las chorradas que nos atan a los demás, tienen gatos, entonces la gente ya tuerce el morro cuando habla de ellos, incluso se cambian de acera cuando los ven
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