Desde hace ya unas décadas, Doraemon se ha convertido en una presencia constante en la programación infantil de varias cadenas, y es todo un referente para varias generaciones. La serie se ha emitido en una especie de bucle infinito, y esa emisión cíclica se puede aplicar también a toda una ristra de artículos de críticos televisivos, columnistas y (ahora también) tuiteros, que van pregonando que Doraemon es una aberración moral, y que hasta ahora no nos habíamos dado cuenta (¡gracias por iluminarnos!).
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