Cuanto mayores son los ingresos de una persona, mayor es la proporción de sus gastos que destina a adquirir bienes de lujo. Dicho así, esto parece una trivialidad; al fin y al cabo, quienes tienen cubiertas sus necesidades básicas disponen de recursos para obtener otros bienes o disfrutar de servicios no tan necesarios o del todo innecesarios, de hecho. Pero lo cierto es que no es tan trivial. Además, el uso que hacemos de los recursos no solo está condicionado por el nivel de ingresos.
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