¿Es posible hablar de política sin acalorarse, sin perder las formas ni herir los sentimientos de nadie y, sobre todo, sin acabar con el ego magullado? Es posible, pero no es fácil, y menos en campaña electoral. Hay muchas emociones en juego estos días, mucha polarización política, que se traslada a los ciudadanos, y demasiadas tertulias y debates crispados, que no enseñan nada bueno.
|
etiquetas: hablar , politica , dialogo , discrepar