El 20 de octubre de 1982, el cantaor flamenco José Domínguez Muñoz, apodado 'El Cabrero', ingresó en prisión. ¿Su condena? Dos meses entre rejas. ¿Su delito? Cagarse en Dios. O verbalizarlo, más bien. Los hechos habían ocurrido unos meses antes, en el verano de ese año. El artista subía al escenario de la localidad cordobesa de Alcolea. En pleno concierto, su voz se quebró y Domínguez comunicó a su público que no iba a seguir cantando por soleás, fandangos y seguiriyas.
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