John Wanamaker fue un comerciante de EE.UU., e hizo cosas que pasaron a la historia de la gestión empresarial: rebajas en momentos dados del año, espectáculos luminosos en Navidad o restaurantes en tiendas. Permitió devolver productos 30 días tras la compra. Era muy religioso, estaba incómodo con el regateo hecho en la mayoría de tiendas: hacía que precio final fuese diferente para distintos compradores, y eso chocaba con la idea de igualdad en su creencia. Puso un precio fijo a cada artículo en torno a 1861, creando así la etiqueta de precio.