En los siglos XVI y XVII, la fabricación de cañones resultaba lo suficientemente costosa y lenta como para que buena parte de la artillería de un ejército estuviera formada por piezas arrebatadas al enemigo, por eso compensaba rescatar no sólo los tesoros de los buques hundidos, que en el caso español fueron abundantes -quinientos diecinueve registrados- porque las rutas de la Carrera de Indias debían atravesar inevitablemente zonas de huracanes, sino también sus cañones.
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Esa es buena. Hispanistán, para empezar, ni fue nunca ni es ni será una nación. Es solo el intento fallido de Castilla por parecer "universal". #3