Las vías para transformarse en un alienado efectivo son ingentes y sutiles. Todas trabajan la apariencia como una diferencia sustancial con poderes demiúrgicos. De esta manera, la pertenencia a un club cualquiera ofrece un plus de socialización vicaria y de reconocimiento pleno a sus miembros. No hay que abonar cuota alguna, salvo la renuncia tácita a ser un elemento activo y crítico de la sociedad en la que cada cual vive.
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