En la creativa década de los 80, Sagan amamantó intelectualmente a toda una generación de científicos incipientes con un libro y una serie, ambos titulados Cosmos, que presentaban una visión alternativa a la que aprendíamos en la escuela. Sagan hablaba a partes iguales de Shakespeare y de Newton, de la piedra Rosetta y el programa Apolo, de dinosaurios y mitología amerindia.
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