Una buena mesa necesita una buena tabla. Y una buena tabla, un buen vino. Bajo esta ecuación empiezan a moverse muchos colombianos. Se acabó, en todo caso, la época en que el queso solo hacía su aparición a la hora de las onces o en la mañana, para ser picado y enviado sin otro juicio al fondo de una taza de chocolate.
|
etiquetas: rancio