Un grupo de investigadores de la Universidad de Binghamton han revelado un sistema que permite utilizar nuestra actividad cerebral como un mecanismo biométrico mucho más efectivo que las huellas dactilares. La respuesta a ciertos estímulos permite autenticar nuestra identidad, pero esa huella cerebral tiene además ventajas relevantes frente a los sensores de huellas dactilares. Sarah Laszlo, una de las responsables del proyecto, explicaba que esa huella no puede ser robada, como sí ocurre en el caso de las huellas dactilares.
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