Durante muchos años se pensó que durante el frío y oscuro invierno en el océano Ártico reinaba la quietud y la mayoría de criaturas vivas estaban escondidas y aletargadas. Pero el equipo de Jørgen Berge demuestra esta semana en la revista Current Biology que en realidad se trata de un vergel de vida donde numerosas criaturas se alimentan y reproducen. Los investigadores pasaron tres inviernos consecutivos en Kongsfjorden, en la isla noruega de Svalbard, y registraron las actividades de muchas especies durante el invierno polar.
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