Cultura y divulgación
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El nobel encarcelado a los once años

Nadie sobrevive a la muerte tantas veces. O al menos eso pensaba aquel joven imberbe y corpulento. En su enésima escapada por la sierra de Linás, trató de acercarse lo suficiente para contemplar de cerca un nido de águilas. La aventura no salió bien. Santiago quedó colgado de una pared rocosa durante horas. La ansiedad, bajo un sol abrasador y con el riesgo de morir de hambre y de sed, no le impidió salir indemne. Una pequeña navaja le ayudó a ensanchar algunas grietas para utilizarlas como peldaños para los pies y agarraderos para las manos.

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