La larga relación de los humanos con el alcohol plantea un puzzle evolutivo: la selección natural debería eliminar a nuestros antepasados con gusto por algo que nubla el juicio, frena los reflejos, amortigua los sentidos y perjudica el equilibrio; cazados por depredadores o caídos del árbol. Los científicos descubrieron que entre los mamíferos, sólo humanos, gorilas y chimpancés comparten la mutación que hace 10.000.000 años mejoró la descomposición en el estómago del etanol: hasta 1% en fruta fermentada, abundante en el suelo de la sabana.
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