El tono de estos relatos es intimista y cordial, un tono en apariencia sencillo y cercano, que nos lleva a los recuerdos de niñez o juventud del narrador sin estridencias y que acaba consiguiendo efectos y asociaciones de trabajada pieza de orfebrería narrativa. Cuando ya pensaba que, más que leer un libro de relatos, estaba leyendo una novela que completaba a Formas de volver a casa, llego al cuarto relato: Verdadero y falso. Aquí Zambra pasa de la primera persona a la tercera, para ocuparse de uno de sus grandes temas...
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