Sabemos que las redes sociales y muchas aplicaciones causan graves problemas y que, en el caso de niños y adolescentes, son mucho más perjudiciales. También sabemos que los padres no están impidiendo que menores usen redes sociales, mucho antes de lo que está legalmente permitido y que la mayoría de críos, a los doce años, ya tienen móvil propio y pueden acceder a todos los contenidos que quieran, incluido el porno. Es totalmente absurdo que los padres puedan dar consentimiento para que sus hijos usen aplicaciones dañinas para su salud mental.
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