Aunque el reposo de 5 o 6 días de pescados grandes es algo más o menos habitual, estamos hablando de más de 20 días. Solo de pensarlo es fácil imaginar un olor nada apetecible. Ahí está precisamente la clave del asunto: el pescado, una vez fuera del agua, no tiene que volver a tocarla, puesto que evitando la humedad se consigue que aguante sin problema.
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