Cultura y divulgación
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Jaque con sabor metálico

Un hombre sentado en una silla inclina la cabeza apoyando las palmas de las manos sobre su pelo ceniciento. Es un gesto de desesperada incredulidad, como si con las manos intentase frenar el río desbordado de movimientos, posibilidades y estrategias acumulados durante décadas que en ese momento resultan inútiles. Gesticula. Con asombro contenido niega con la cabeza para sí mismo la derrota. Ese hombre era Garri Kaspárov, el campeón mundial de ajedrez más joven de la historia. Quien le había derrotado “Deep Blue”, una computadora.

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