Las grandes ideas a veces no surgen de la genialidad de un inventor sino que se hacen “pasito a pasito” y con la contribución de mucha gente. El proceso viene a ser como la construcción de una casa, o sea, primero se pone un ladrillo, luego otro y después otro. En el ingenio humano pasa lo mismo, alguien descubre una cosa, luego a otro se le ocurre que esa cosa es aplicable a algo y un tercero construye el prototipo basado en las dos ideas anteriores. Así es como a veces avanza el progreso y la historia de los chalecos antibalas...
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